El Aeródromo Carriel Sur de Concepción se convirtió en el primero de América del Sur en medir su huella de carbono, que arrojó una emisión de 1,292 kilos de CO2 por pasajero transportado, un buen resultado respecto al aeropuerto madrileño de Barajas, España, que fue de 1,542 kilos, y al promedio de Europa, de 2,6 kilos por pasajero.
La Directora Nacional de Aeropuertos del MOP, María Isabel Castillo, recibió los resultados del proyecto de medición, ejecutado en 2011 por PTH Grupo Ambiental (PTHGA), empresa que trabaja en alianza con la suiza South Pole Carbon, primera en comercializar Bonos de Carbono de Alta Calidad en el mundo.
La huella de carbono es la sumatoria de emisiones de gases efecto invernadero causadas directa o indirectamente por una actividad específica o a través del ciclo de vida de un determinado producto. En sus objetivos, el proyecto fijó como límites organizacionales y operacionales de las mediciones a las instalaciones y servicios de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), de la DAP y de la concesionaria de Carriel Sur, Aerosur S.A.
Además, identificó las fuentes de emisión del terminal y/o las asociadas a las actividades y procesos diarios; cuantificó las entradas y salidas de materiales y energía para las mismas; elaboró un inventario de emisiones para tres alcances o grupos de fuentes (los “Scopes”) y estableció la línea base de emisiones de gases efecto invernadero (GEI), que para el caso de Carriel Sur fue de 1.175 toneladas de CO2 emitidas (tCO2e).
El Scope 1 midió las emisiones de fuentes fijas y móviles. La primeras (calderas, grupos electrógenos y tronadores), arrojaron 110,83 toneladas/año de CO2, de las cuales 93% corresponden a las calderas. La de fuentes móviles (camionetas normales, tronadoras y carros de emergencia), sumaron 67,67 toneladas. En total, 178,5 tCO2e para este alcance.
El segundo, el Scope 2, registró el consumo eléctrico anual de la concesionaria, que fue de 783.708 Kwh, con una emisión de 221 tCO2e.
El Scope 3 midió la emisión de viajes habituales, transporte subcontratado y particular de pasajeros; la de los viajes aéreos no habituales de Aerosur S.A.; la de las fuentes móviles y fijas de plataformas y la de los vuelos comerciales de LAN y SKY.
La huella de carbono de 1.175 tCO2e de Carriel Sur constituye la línea base establecida en el proyecto, un punto de referencia para emisiones posteriores, fijación de objetivos y metas de mitigación a corto, mediano y largo plazo. De ese total 785 tCO2e corresponden al tercer Scope, a 211 tCO2e al segundo y 178,5 tCO2e al primero.
Esa huella es baja si se compara con el aeropuerto de Barajas (76.576 tCO2e) o con otras industrias, según los análisis de casos realizados por PTH Grupo Ambiental (PTHGA) a través de benchmarking, donde presenta otros casos de evaluación de huella de carbono.
Así, el edificio corporativo de una institución financiera arroja 1.893,5 tCO2e; una empresa papelera con 94 filiales, 27.540,9 toneladas; una viña con planta y proceso agrícola de campo, vinificación, embotellado y transporte, emite 18.373,9 y el edificio corporativo de otra similar, con seis viñas, bodega y proceso de embotellado, emite 30.595,9 tCO2e.
En Carriel Sur, el estudio mostró que las mayores emisiones provienen de los vuelos, que arrojaron 270 tCO2e (el 62% de LAN y el 38% de SKY); seguidas de las emisiones por viajes de transporte subcontratado, con 289 tCO2e, y por las emisiones en las plataformas de aeronaves, que sumaron 165,2 tCO2e.
A corto plazo, los países desarrollados van a exigir progresivamente la huella de carbono a todas las industrias. En el caso de los aeropuertos y aeródromos, éstos pueden cambiar sus sistemas de iluminación, utilizar carros eléctricos y adoptar varias medidas para rebajar el CO2, pero parte de la contaminación es responsabilidad de las líneas aéreas.
En Europa, los aeropuertos de Portugal, Roma, Bologna, París, Toulouse, Hamburgo, Manchester y Costa Azul tienen medida su huella de carbono y cuentan con su respectiva acreditación.